RELIGIÓN Y MUJER: LA INFLUENCIA DE LAS RELIGIONES EN LA SUMISIÓN DE LA MUJER – Mensaje 4

PASAR DEL “TEMOR A DIOS” A LA COMPRENSIÓN QUE “DIOS ES AMOR”

En todo este proceso, hay una fuerte influencia religiosa. Los hebreos eran fuertemente machistas y eso lo podemos comprobar fácilmente en el Antiguo Testamento, donde se considera la poligamia como algo natural. Ya el adulterio (femenino) es considerado una violación de la ley divina, y las mujeres podrían ser muertas a pedradas, sin que eso constituya un crimen (recordar el pasaje bíblico de Jesús El Cristo y María Magdalena)

O sea, hay un largo camino a recorrer para establecer la igualdad de los sexos, pues las desigualdades si bien se iniciaron en épocas remotas debido a la mayor fuerza física del set masculino, se les fue incorporando durante milenios, una serie de privilegios a su favor como lo especifica Toynbee –

Por lo tanto, para acercarse lo más posible al equilibrio, a la igualdad entre los sexos, es necesario vencer una enorme construcción milenaria (cinco mil años, por lo menos) Por esto la médula del problema, debemos buscarla en lo más profundo del ser humano, o sea, en el ejercicio de su Espiritualidad.

Para decirlo en palabras simples, pasar del “temor a Dios” (“si no hago esto o aquello, Dios me castigará y hasta podré ir al infierno”), a la comprensión de que El Creador es Amor, y nos creó para que a través de ese Amor, hagamos un vergel de este planeta.

Es claro que todavía estamos muy lejos de eso, pero tenemos que avanzar, a través de la experiencia, como de alguna manera hemos hecho hasta ahora. Pero el tiempo se acaba, el planeta resiste cada vez menos a la esclavitud a que lo ha sometido el ser humano. Y la brújula que nos debe guiar en su forma más comprensible, ya fue ofrecida a la Humanidad de una forma más simplificada, a través de la consigna de la Revolución Francesa hace más de 200 años: Libertad, Igualdad y Fraternidad,.

A través de los tiempos, la mujer fue desalojada de su trono de reina y transformada en cautiva, cuando no en esclava, primero por la fuerza física y después por una supuesta Ley Divina, la igualdad que probablemente tenían nuestros antecesores originales, se fue transformando en todos los niveles en una desigualdad creciente.

En ella, unos pocos (generalmente hombres, pero también algunas escasas mujeres), oprimieron no sólo a las mujeres, como también a la mayoría de los hombres, que primero fueron esclavizados, después transformados en vasallos y luego en proletarios, hasta llegar a la actualidad en la que el poder económico ha transformado una enorme masa humana en consumistas acérrimos, embrujados por un modo de vida en el fondo bastante opaco desde el punto de vista espiritual, aunque poderoso en el sentido de disponer de productos de todo tipo, no importando si son superfluos o innecesarios, pero bonitos y fulgurantes, los que tenemos que tener, si no queremos ser considerados por la comunidad que nos rodea, como salvajes de la Nueva Guinea.

En resumen, todos hemos sido explotados (hombres y mujeres), por el poder económico y sus asociados y dentro de esta realidad ofuscante, pero que pocos quieren 0n ver, se agrega una sub explotación y ahí es que entra el machismo, el patriarcado, la sumisión de la mujer.

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